05 May España envejece a marchas forzadas tras perder dos millones de jóvenes la última década
Tiene 7,1 millones de habitantes de 15 a 29 años frente a los 9 millones con los que contaba hace diez años.
La caída del número de jóvenes y la situación del mercado laboral general dudas sobre el futuro de las pensiones.
CARLOS C. UNGRÍA
España no es país para jóvenes. Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) revelan que el Estado ha perdido dos millones de habitantes de 15 a 29 años durante la última década. Así, la población que pertenece a esa franja de edad ha pasado de situarse en 9 millones durante 2006 a caer hasta los 7,1 en 2016.
El país está envejeciendo a marchas forzadas y acumula 14 años consecutivos perdiendo juventud, tras alcanzar en 2003 los 9,39 millones de habitantes de estas edades. Desde entonces, esta cifra ha descendido anualidad tras anualidad. Y el pronóstico del INE para 2017 no mejora: ha publicado un dato provisional de población, que detalla una nueva caída hasta los 7,07 millones
Esta tendencia a la baja ha provocado que sólo el 15% de la población española se sitúe en el rango de edad mencionado. Este dato sitúa a España junto a Italia, ambos con la misma cifra (15,1%), como los países de la Unión Europea con menor porcentaje de jóvenes sobre el total de su población. Lejos quedan países como Reino Unido, con un 19%; Países Bajos, con un 18,6% o Bélgica, con 18,2%, por citar tres ejemplos.
La pérdida de protagonismo de los jóvenes en la sociedad española se observa en diferentes indicadores. El descenso de la natalidad, por ejemplo, está siendo tan acusado que ya provocó en 2015 un hecho insólito hasta entonces: ese ejercicio el número de muertes superó al de nacimientos por primera vez.
A la natalidad menguante se ha unido la emigración masiva de este colectivo al extranjero. Y es que coincidiendo con el periodo de la crisis económica, un 79% de jóvenes más han hecho las maletas para irse a otros países e intentar buscar oportunidades laborales. Eso ha provocado, a su vez, que la afiliación a la Seguridad Social de este tipo de trabajadores se haya desplomado durante este mismo periodo de tiempo.
No es mejor la situación de los que se han quedado en España. Los datos del Servicio Público de Empleo revelan, de hecho, que este colectivo es el que menor proporción de contratos indefinidos formaliza en nuestro país, por detrás de las mujeres, los extranjeros o los mayores de 45 años.
El futuro del Estado de Bienestar
Las dificultades que viene atravesando este colectivo, que es el que representa el futuro del país, generan incertidumbre de cara al sostenimiento de pilares del Estado del Bienestar como son las pensiones. “Si no mejora la ocupación de toda la masa laboral existirá un problema de sostenibilidad del sistema de protección social, problema que no podrá resolver el Fondo de Reserva de la Seguridad Social”, explican Antonio Abellán García y Rogelio Pujol Rodríguez, del departamento de Población del CSIC, en un artículo sobre envejecimiento.
De hecho, ambos opinan que “la ocupación futura debería ser incluso mayor que la de los mejores tiempos pasados”, para compensar tanto el aumento de la esperanza de vida como el aumento del gasto de las pensiones que va a llegar con la jubilación de las generaciones nacidas durante el baby-boom. “La inquietud no debe depender del tamaño de las generaciones futuras de mayores, con sus efectivos crecientes y su mayor esperanza de vida, sino del nivel de ocupación de las personas en edad laboral”.
Si bien la pérdida de población juvenil se ha intensificado en los últimos años, hay problemas, como el empleo juvenil, que constituyen “un fenómeno estructural y no exclusivo de la crisis”. Así lo destaca el investigador de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) Florentino Felgueroso. “Ya son varias las generaciones de jóvenes que han sufrido altísimas tasas de paro, o cuando no, una exagerada rotación laboral forzosa, el mileurismo, la sobreeducación, etc. La cultura del ‘usar y tirar’ nos viene acompañando desde hace ya casi tres décadas, no es consecuencia de esta crisis, ni tampoco de este período de austeridad”, significa en un artículo publicado en el blog ‘Nada es gratis’.
En la misma línea, el investigador Antonio Villar, catedrático de Análisis Económico de la Universidad Pablo de Olavide, apostilla que hay «problemas muy serios en relación con la situación de los jóvenes, que no se van a solucionar por sí mismos aunque el país salga de la crisis». “Al ser problemas estructurales que ya existían con anterioridad, persistirán si no se abordan adecuadamente”, añade en su estudio ‘No es país para jóvenes’.
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