05 May El envejecimiento duplica en una década las operaciones de prótesis de rodilla y cadera
Solo en el Hospital Universitario Donostia colocan más de un millar al año.
El de mayores de 84 años es el colectivo que más crece para cirugía programada en el servicio de Traumatología.
ANE URDAGARIN
Es la especialidad que, con diferencia, más pacientes atiende. A finales del año pasado, 18.152 vascos aguardaban a pasar por la consulta de un traumatólogo de Osakidetza, bastantes más que para oftalmología (13.813) y dermatología (11.438) y lejos de cardiología (3.094) o neumología (1.550). A 31 de diciembre, la lista de espera quirúrgica para traumatología era de 4.942 personas, la gran mayoría de ellas para implantarse una prótesis de rodilla o cadera, un tipo de intervención que se ha disparado en los últimos años debido principalmente, aunque no solo, al envejecimiento de la población.
En el Hospital Universitario Donostia (HUD), por ejemplo, en 2015, colocaron algo más de 500 prótesis de rodilla, una cifra ligeramente superior al de cadera. «Hace 10 años se colocaban la mitad o menos. En 2005, se implantaron 217 de rodilla y 281 de cadera», explica el jefe de sección del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología, Alberto Hernández. A esta cifra, que resulta muy orientativa por tratarse del principal centro sanitario de Gipuzkoa, habría que añadir la actividad del resto de los hospitales comarcales, donde también colocan prótesis.
El incremento resulta espectacular, y se debe principalmente a que el desarrollo de la traumatología «nos permite disponer de más opciones de tratamiento, mejores técnicas y materiales», explica Hernández. Además, gracias al desarrollo de otras especialidades, sobre todo anestesiología, son capaces de abordar problemas que antes eran inalcanzables, y se ha facilitado que hoy en día sea posible operar a pacientes en peor situación médica y más mayores.
A esto se añade que la población cada vez se cuida más y aspira a encontrase mejor. «Esa búsqueda de bienestar sumado a nuestra mayor oferta de servicios lleva a que la actividad y demanda de asistencia hayan crecido tanto. Sin olvidar el importantísimo efecto que genera el progresivo envejecimiento de la población», explica el traumatólogo, que también se ocupa de las estadísticas, que evidencian este incremento tanto de la actividad como de la edad de los pacientes.
«Más de la mitad de los pacientes que ingresa en nuestro servicio tiene más de 65 años», explica en referencia a los datos del HUD, donde ejercen 43 traumatólogos, que también atienden las consultas extrahospitalarias de los ambulatorios de la OSI Donostialdea, que da cobertura a 360.000 guipuzcoanos. La actividad del servicio está orientada a resolver problemas de origen traumático como las fracturas, que con la edad y la progresiva fragilidad pueden aumentar en frecuencia. Además, atienden algunos problemas relacionados con procesos infecciosos y tumorales, y «también aquellos problemas articulares o del aparato locomotor que están relacionados con procesos degenerativos o artrósicos». Y a mayor edad, más dolencias de este tipo.
La actividad general del servicio se ha incrementado en una década, al pasar de tratar con ingreso a 3.300 pacientes en 2005, a los 5.500 del último año con datos cerrados, en 2015. En este aumento tiene mucho que ver el envejecimiento poblacional: más desgastes, que derivan en cirugía programada para implantar prótesis, y más fracturas en paciente mayor.
Así, en 2015, por artrosis de cadera intervinieron en el HUD a poco más de diez pacientes menores de 40 años, debido principalmente a desgastes, lesiones tumorales o destructivas del hueso, entre otros. Por contra, implantaron prótesis de cadera por artrosis a 81 pacientes de más de 80 años. Y cinco de ellos eran nonagenarios, el mayor de 94 años. Respecto a las prótesis de rodilla, estrenaron una 97 pacientes mayores de 80 años, y siete de más de 90. Solo un menor de 40 recibió una rodilla nueva.
«El grupo de pacientes que más ha aumentado en los últimos cinco años para cirugía programada ha sido el de más de 84 años», añade Hernández. Si los datos de HUD se analizan por grupos de edad, la huella de la longevidad poblacional es evidente. Así, las hospitalizaciones quirúrgicas, que incluyen tanto la cirugía programada como la más urgente, se incrementaron de los 200 en 2010 a los 300 en 2015 en pacientes mayores de 84 años. En el tramo de pacientes de 65 a 84 años, el aumento es del 36%, al pasar de 1.100 a 1.500 en cinco años.
Otro dato significativo: 57 pacientes de más de 84 años se sometieron a cirugía programada en 2015, frente a los 25 de cinco años antes. En cirugía urgente, debido mayoritariamente a fracturas, aumenta de 175 a 250 el número de pacientes. En el caso de las intervenciones de urgencia en ciudadanos de 65 a 84 años, crece de 339 a 382. En cirugía programada, el incremento alcanza el 50%, al pasar de 778 pacientes a 1.161.
Quirófanos, mañana y tarde
Estas cifras dan cuenta de la actividad en los quirófanos de trauma del HUD, donde se trabaja mañana y tarde para colocar entre 4 y 8 prótesis diarias de media. «En la última quincena de febrero se implantaron 20 de cadera y 39 de rodilla», pone como ejemplo Hernández. En caso de rodillas, el 60% son mujeres y, en cadera, ese porcentaje corresponde a hombres.
La demora media para estas intervenciones es de 60 días, «pero como toda medida estadística hay que juzgarla con cautela», matiza el traumatólogo, ya que algunos pacientes esperan más que ese tiempo y otros menos, en función del problema de base y la urgencia que requiera. El año pasado, por ejemplo, entre el 1 de enero y el 31 de diciembre se sumaron 1.300 pacientes a la lista para la implantación de un prótesis, y en ese periodo «salieron de la lista para el mismo procedimiento algo más 1.380», afirma Hernández.
De media, estos pacientes tienen unos 70 años, «y en ocasiones llevan años sufriendo dolor en la rodilla o la cadera por un proceso artrósico o de desgaste articular. La tendencia de los últimos años muestra que cada vez operamos pacientes de más edad por estos motivos». Sin embargo, no todos los pacientes que se operan de una prótesis lo hacen por un proceso artrósico, «existen algunas lesiones articulares agresivas que conllevan la destrucción de la articulación que obligan a que ésta se sustituya», explica el traumatólogo. Por ejemplo, hay algunos pacientes menores de 40 años que presentan lesiones graves de la articulación, habitualmente secundario a fracturas graves o a lesiones destructivas del hueso.
En este punto, Hernández matiza que la lesión articular que marque la necesidad de una prótesis puede ser de origen degenerativo o secuela de una fractura o lesión deportiva, «pero el deporte no es causa de que tengamos que poner muchas prótesis».
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