“Mi hijo ha conocido a sus abuelos por Skype”

“Mi hijo ha conocido a sus abuelos por Skype”

El número de españoles que residen en el extranjero aumenta por octavo año consecutivo.

ALBA MORALEDA – MADRID

El número de españoles nacidos en España que residen en el extranjero, aumenta por octavo año consecutivo. Los inscritos en el PERE (Padrón de Españoles Residentes en el Extranjero) ascienden a 794.209 en 2017 mientras que en el año anterior la cifra era de 766.996, según los datos del INE publicados este miércoles. En este registro solo constan aquellas personas que se inscriben en los Consulados y Embajadas de España pero fuentes de Marea Granate, un colectivo integrado por inmigrantes españoles alrededor del mundo, aseguran que este «número es inexacto ya que no todos se dan de alta».

Si se amplía el foco a las personas con nacionalidad española, que en la mayoría de los casos no han nacido en este país, el número de residentes en el extranjero asciende a 2.406.611, un 4,4% más (101.581 personas) que en 2016. Los datos del éxodo de ciudadanos a otros países comenzó a difundirse en 2009, tras el golpe de la crisis económica. Este año, los españoles nacidos en España residentes en el exterior eran 633.750.

«Irse fuera enriquece», dijo el pasado diciembre en el Congreso el ministro de Exteriores, Alfonso Dastis, sobre los españoles que emigran. Arantxa Alba, una madrileña de 32 años, que vive desde 2012 en Dusseldorf (Alemania), opina que la experiencia internacional nutre cuando se hace con libertad y no por falta de oportunidades. La joven, licenciada en Economía, y su pareja, que es ingeniero, llegaron a Alemania para encontrar un empleo mejor. Alba ahora trabaja en la Universidad de Essen en una línea de investigación sobre economía de la salud. “No tenía mucha experiencia en investigación pero aquí me dieron la oportunidad y, además, puedo tener una familia. Esto en España es impensable”, dice. Según los datos de la última Encuesta de Población Activa (EPA), hay 4,2 millones de desempleados. El año 2016 cerró con 413.600 ocupados más, un 2,3% más que el año anterior, que en buena parte se debe a la creación de empleo precario.

El pasado agosto esta madrileña fue madre y reconoce que desde entonces tiene más ganas de regresar a casa. «En Alemania tenemos el trabajo que nos gusta, pero solo eso. Si nos quedamos mi hijo tendrá padre y madre pero en España tendría una familia, abuelos y tíos», reflexiona. El retorno «supone renunciar al sueño profesional». Las vídeollamadas a través de Skype le han facilitado el contacto con los suyos. «Mi madre conoce más a su nieto a través de la pantalla del ordenador que en persona», cuenta.

Esta es la misma situación que vive la madrileña Rocío Veneros, de 33 años, residente en Avignon (Francia) desde agosto de 2011. Asegura que su hija conoce Skype desde que era un bebé. Ahora tiene cuatro años. Veneros cuenta que, aunque ha echado raíces, nunca estará a gusto porque «no es donde quiere estar». Cuando va con su hija de vacaciones a España la pequeña le pregunta que por qué no se quedan. «En Francia estamos ella y yo, y nadie más. Allí tiene el calor y el cariño de la familia».

El exilio empezó en septiembre de 2010 cuando el colegio de Vallecas, donde había trabajado durante un par de años como integradora social, no le renovó el contrato. Se buscó la vida en supermercados pero se «sentía muy frustrada». En mayo de 2011, el movimiento del 15-M inyectó esperanza a sus expectativas de futuro. «La crisis golpeaba duro. Había mucha gente cansada de la precariedad y, en mi caso, supuso un antes y un después para mi vida», dice. Unos meses después se fue con dos amigos a vendimiar a Francia. «Me animaron. Allí iba a ganar más en un mes que si me quedaba en España». La aventura, que en principio iba a durar un mes, se ha prolongado cinco años. Tras la recogida de la uva, trabajó como limpiadora de casas hasta que consiguió hacerse hueco como animadora en colegios. Las pasadas navidades le ofrecieron un empleo en España pero el salario le echó para atrás. «Aquí vivo bien, aunque estoy sola. En España solo se sobrevive, y con agobios. En Francia no tengo esa situación. El Estado te facilita las cosas».

Otros españoles no planean volver. Es el caso de Pablo Torija, de 35 años, que hizo las maletas en 2007 para estudiar un máster en Economía en Dinamarca. «En esa época aquí costaban muy caros y allí me salió gratis». Tras acabar los estudios intentó volver a Madrid para hacer el doctorado «pero lo que pagaban era una ridiculez». Ahora tiene dos hijos, de cinco y dos años, y reside en Viena (Austria) con su pareja de nacionalidad austriaca, ha echado raíces. «Mi madre lo lleva regular porque tiene cinco nietos y los ve por Skype. Mi hermana tiene tres críos pero vive en Reino Unido y, aunque quiera, va a tener complicado volver porque su pareja es ingeniero de trenes», cuenta Torija.

La Marea Granate considera que el ministro de Exteriores con su intervención en el Congreso quiso «desdramatizar la marcha de miles de jóvenes al extranjero por la falta de empleo». El colectivo respondió así a Dastis: «Desde que empezó la crisis allá por 2008, la inmensa mayoría de quienes abandonamos nuestro país lo hemos hecho, simplemente, porque no tuvimos elección. así que, no lo llame «iniciativa», sino necesidad; no lo llame «inquietud», sino desesperación; no lo llame, señor ministro, «amplitud de miras», porque la decisión de partir no la tomamos para abrir nuestra mente a «nuevos horizontes» sino que nos vimos forzados a hacerlo para dejar de ser una carga para nuestras familias, para contribuir a mantenerlas, y sobre todo, para poder aspirar a una vida digna». El texto concluye con esta lección: «Decía usted que «irse fuera a vivir y a trabajar enriquece, abre la mente y fortalece habilidades sociales», por supuesto; el matiz está en que esa no es la causa de nuestro viaje, sino la consecuencia».

LOS DATOS DEL PADRÓN DE ESPAÑOLES EN EL EXTRANJERO
El número de personas con nacionalidad española que residen en el extranjero asciende a 2.406.611 a fecha 1 de enero de 2017, según los datos publicados este miércoles por el INE. De estos, el 62,5% reside en América, el 34,2% en Europa y el 3,4% en el resto del mundo. El aumento de inscripciones se ha concentrado en el último año en América (48.612 inscritos más) y Europa (46.479). El mayor incremento porcentual se ha producido en Asia, un 11,2%, donde los españoles ascienden a 38.024 inscritos.

De las nuevas inscripciones, la mayor parte corresponde a residentes en América (un 53,7% del total) y a nacidos en el país de residencia (un 49,7%).

Lugar de nacimiento. El 33% de los españoles residentes en el extranjero nacieron en España. El 59,1% de los españoles que viven fuera nacieron en el país en el que residen actualmente. Los españoles nacidos en América que residen en este continente son los más numerosos, 1.087.915 en total. Les sigue Europa, con 303.369.

Europa ha registrado el mayor número de nuevas inscripciones de los nacidos en España (un 57,6% del total), seguido de América (un 32,9%).

Por edades. El 15,4% de los inscritos en el PERE tenía menos de 16 años, el 63% se sitúa entre los 16 y los 64 años y el 21,6% tiene 65 o más años.

Por países. Los países extranjeros en los que residen más personas de nacionalidad española son: Argentina (448.050), Francia (243.582) y Venezuela (180.497).

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