04 Nov Caminar, la movilidad alternativa que aporta salud y resuelve el problema del tráfico
PONTEVEDRA, PASO A PASO
La eliminación de barreras facilita el desplazamiento para atravesar la ciudad en unos veinte minutos
G. SANTOS – PONTEVEDRA
La prioridad para el peatón también tiene esta finalidad. Una persona con la posibilidad de desplazarse a pié puede atravesar la ciudad de punta a punta en poco más de veinte minutos. Quienes tengan alguna limitación tardarán un poco más, pero no encontrarán barreras, ni deberán esperar a que la caravana de coches pase para poder cruzar una calle.
Calcular el tiempo que tardamos de un punto a otro es fácil consultando el «Metrominuto», un plano diseñado por el Concello para calcular el tiempo que tardamos de un punto a otro. Por ejemplo, gracias a este «mapa» sabemos que desde el Puente de A Barca hasta la Plaza de A Peregrina tardaremos 8 minutos, menos que si fuéramos en coche, y menos de lo que tardaríamos solo en aparcar antes del cambio de modelo de ciudad.
Si a esto le sumamos que caminar es un ejercicio saludable, recomendado por todas las autoridades sanitarias de occidente, la solución para el problema de la movilidad y el tráfico no puede estar en otra parte.
De este modo, Pontevedra se ha convertido en una ciudad agradable y dinámica que favorece incluso el desarrollo de la actividad administrativa y el comercio local, ya que sus calles se han convertido en un inmenso centro comercial abierto, plagado de terrazas con servicio de hostelería.
Sin la presencia abusiva de los coches, el mapa Metrominuto, avalado por la Red de Ciudades que Caminan, ofrece la posibilidad de calcular el tiempo que se tarda entre 28 diferentes puntos de la ciudad, con tanta eficacia que cada vez menos vecinos se plantean la posibilidad del coche para ningún tipo de recados.
Ni siquiera para llevar a los niños al colegio, quizás el más especial de los movimientos diarios. Por tratarse de niños, en muchos casos pequeños, y por la dureza que puede mostrar el invierno gallego, los padres se mostraron muy resistentes a optar por dejar los vehículos en casa. Sin embargo, con el tiempo y una buena campaña del plan Camiños Escolares, desde el Concello y la Policía Local se fue generando confianza suficiente para que la implantación del sistema llegue a gozar de muy buena salud.
El modelo de Pontevedra era igual al de las grandes ciudades modernas. Antes el coche era el «rey» y tenía todas las prioridades. Gastaban, contaminaban y amenazaban a los peatones. Hoy está demostrado que no solo no son tan necesarios, sino que en realidad entorpecen más de lo que benefician. Al margen de que es de justicia la democratización de los espacios públicos, liberando así a la población en general del estorbo que significa el coche de un particular, que atravesado en la calle molesta aún estando bien aparcado.
Con el mismo criterio, se trasladan en la actualidad algunas de las normas aplicadas en la ciudad al rural. Se están desarrollando en núcleos parroquiales medidas para calmar el tráfico a motor con resultados muy favorables, en otro desafío por demostrar que no hay que correr para llegar primero.
Calles para la infancia
La filosofía de todo el complejo sistema que reorganiza Pontevedra parte de una reflexión del pedagogo italiano Francesco Tonucci reflejada en su libro «La ciudad de los niños». Si construyéramos una ciudad pensando en las necesidades de los más pequeños seguramente haríamos un lugar más justo y cómodo para todos. Con ese lema la capital se transforma en el modelo que numerosas urbes europeas quiere copiar. Y entre sus grandes méritos destacan los Camiños Escolares, un plan puesto en práctica entre el Concello y la Policía Local que permite que los alumnos de centros de primaria puedan ir solos y andando hasta los colegios. Se calcula que actualmente un 80% opta por ir a pié. Esto mejora el tráfico, pero también beneficia el desarrollo de la independencia de los jóvenes y aumenta su autoestima.
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