«Los mayores se sienten mejor que los jóvenes pese a los achaques de salud”

«Los mayores se sienten mejor que los jóvenes pese a los achaques de salud”

Expertos de la London School of Economics debaten en la Fundación Ramón Areces sobre ‘Demografía y envejecimiento de la población’.

NOTA DE PRENSA / LONDON SCHOOL OF ECONOMICS

«En Europa, las personas mayores se sienten relativamente más felices y satisfechas con su vida que los jóvenes, y eso a pesar de que, según muchos indicadores de salud, su estado es peor por sus achaques». Así lo ha afirmado Michael Murphy, profesor de la London School of Economics (LSE), que ha asesorado en estos temas al Gobierno británico y a instituciones como la ONU o la OCDE. Murphy ha participado junto a otros expertos de la LSE en la Fundación Ramón Areces en unas Lecciones Magistrales sobre ‘Demografía y envejecimiento de la población’ que concluyen hoy, miércoles.

Para Murphy, el aumento en el número de personas de edad avanzada es algo «bienvenido, sustancial e inexorable». Por lo tanto, como ha asegurado, la atención sobre las características de este grupo demográfico cada vez cobra una importancia mayor. Sin embargo, de sus investigaciones concluye que «mientras que las personas están viviendo más años que antes, no está tan claro si el estado de salud de la población está mejorando o no». Justifica esa apreciación en la dificultad que hay para medir la salud, al existir tantas variables posibles.

Según los datos aportados por este profesor de la London School of Economics, según las previsiones, si en 1950 había 130 millones de mayores de 65 años, en 2050 esa cifra superará los 1.600 millones. En cuanto a los mayores de 80 años, pasarán de 125 millones en 2015 a 434 millones en 2050. «Ese proceso de envejecimiento de la población se produce a mayor velocidad en los países que tienen menores ingresos, como China», ha indicado Murphy considerando que en estas naciones la proporción de personas mayores es en la actualidad muy inferior a la que ya hay en los países ricos».

Otro tema estrechamente relacionado con el envejecimiento de la población es el de las pensiones. En este sentido, John Macnicol, profesor de Política Social de la LSE, se ha preguntado: «¿Hemos sido demasiado generosos con nuestros jubilados a expensas de los jóvenes?». A juicio de Macnicol, «la naturaleza y las causas de la jubilación -tanto desde el punto de vista de la demanda como de la oferta- tienen que ser analizados con cuidado, sobre todo cuando se debate sobre la necesidad de retrasar la edad de jubilación». «La evidencia sugiere que esto puede no ser fácil, ya que las tendencias a largo plazo en la demanda del mercado de trabajo no se pueden revertir», ha añadido.

Macnicol ha recordado cómo existen distintos puntos de vista según la orientación política, cómo mientras que «la socialdemocracia apoya el derecho a la jubilación financiada por el Estado, en cambio el neoliberalismo tiende a negar que la vejez suponga una condición especial, manteniendo que los ciudadanos sólo deben retirarse cuando pueden permitírselo». «En la actualidad, existe un gran debate sobre el futuro de los sistemas de pensiones estatales en las sociedades occidentales, un debate en el que cobra especial significado la equidad entre generaciones», añade.

También Nicholas Barr, profesor de Economía Pública y autor de The Economics of the Welfare State (Oxford University Press, 2012), ha dedicado buena parte de su tiempo a analizar los sistemas de pensiones. Entre sus conclusiones, apunta que «si bien existen sólidos principios de diseño de las pensiones, no hay un único sistema que encaje para todos los países». En este sentido, ha indicado que, a la hora de definir el mejor sistema de pensiones, hay que tener en cuenta estos principios: «La reducción de elección puede ser beneficiosa; la educación financiera es importante, pero no es una solución completa; la utilidad de la elección y la competencia de las pensiones no debe ser exagerada; la exposición al riesgo debería disminuir con la edad y que los costes administrativos son importantes pues una carga de un 1% de los activos cada año durante una carrera de 40 años reduce la acumulación del trabajador (y por lo tanto su pensión) en casi un 20%».

El profesor Barr, que ha participado en diferentes comisiones de expertos para reformar los sistemas de pensiones en países como China, Suecia, Chile y Reino Unido, ha adelantado que la evidencia demuestra cómo la educación financiera de la población es «sorprendentemente limitada» para entender productos de pensiones que tienden a ser a largo plazo y complejos.

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