06 Jul Una tienda con acento social
Doce discapacitados gestionan por sí solos un supermercado en Azpeitia. Es el único caso en España
MIKEL ORMAZABAL – AZPEITIA
Quienes aparecen en la foto trabajan en el único supermercado de España gestionado íntegramente por personas con alguna discapacidad física o intelectual. La experiencia que Eroski y el grupo Gureak pusieron en marcha hace siete meses en Azpeitia (Gipuzkoa) está siendo “un éxito” y se replicará tras el verano en otros dos establecimientos similares, cuya localización está aún por determinar.
A diario, se encargan de tener siempre a punto las estanterías, las cámaras frigoríficas de clasificar la carne, comprobar la caducidad de los alimentos, hornear el pan, pasar la máquina limpiadora o de atender a los clientes en la caja. “Todas son personas con alguna discapacidad, pero con muchas capacidades”, afirma Izaskun Zinkunegi, la jefa de tienda.
El supermercado se abrió a mediados de octubre con una plantilla de 10 trabajadores con alguna minusvalía y una encargada al frente. Fueron elegidos por Gureak de entre sus 5.000 trabajadores —el 84% tiene acreditada su discapacidad— y antes de levantar la persiana realizaron un curso de “habilidades sociolaborales básicas” (atención al cliente, principalmente) y se formaron en otras tiendas de Eroski. La mayoría nunca había trabajado antes cara al público. No es el caso de Arantxa, de quien los clientes destacan su simpatía. “Primero estuve en un taller montando piezas, después en la limpieza y luego en una gasolinera”, explica. Siempre bajo el amparo de Gureak, grupo empresarial dedicado a la inserción laboral de estas personas.
Los primeros días de trabajo fueron de “muchos nervios”, cuenta la responsable del establecimiento. “Ninguno de nosotros había trabajado en una tienda. Teníamos muchos temores. ¿Vendrán a comprarnos? ¿Les gustaremos? ¿Haremos bien las cosas?, nos preguntábamos. Por suerte, todo funciona de maravilla”, añade Zinkunegi. Eroski hizo un estudio de mercado previo a la apertura que calculaba unas ventas anuales de 1,1 millones de euros. Jon Ander Arzallus, director de Innovación de Gureak, asegura que a finales de año se mejorarán esas cifras.
La tienda de Azpeitia tiene una sala de ventas de 320 metros cuadrados y ofrece un surtido de unos 4.000 productos, incluidos alimentos frescos de temporada y pan recién horneado en sus instalaciones. La buena marcha del negocio, la necesidad de reforzar el puesto de cajera y el encaje de los turnos han obligado a aumentar la plantilla a 12 personas. La última en incorporarse, hace tres meses, ha sido Idoia, a quien poco después de terminar los estudios de Educación Infantil la contrataron para un año. “Tenemos muy buen ambiente entre nosotros y nos ayudamos mucho”, afirma mientras despide por su nombre a una compradora asidua. La clienta se mete en la conversación para afirmar: “Yo vengo aquí por el trato que nos dan”.
“La mitad de los empleados son personas relativamente autónomas, con capacidad para atender en caja y tomar decisiones. El resto requieren más apoyo y necesitan supervisión, por eso realizan tareas más mecánicas”, explica la jefa del equipo. La ley de Protección de Datos impide desvelar el tipo y grado de minusvalía de los empleados. A la responsable del súper no le facilitaron una ficha con la discapacidad de cada uno, solo una lista de orientaciones sobre las necesidades y aptitudes que podrían desarrollar en sus tareas. Trabajan seis horas y media al día de lunes a sábado, salvo media docena de empleados, con una jornada reducida de cuatro horas y media.
La marcha del negocio es tan satisfactoria que Eroski ya la ha catalogado como un ejemplo de buenas prácticas y decidido enviar a una persona al supermercado de Azpeitia para formarse, “un síntoma de que lo estamos haciendo bien”, dice Zinkunegi. Otro buen indicativo, apostilla, es que «el grupo se mantiene sin cambios desde el primer día». Y precisa: «Aquí siempre estamos con buena cara, para que el cliente salga contento y vuelva».
Para Gureak, sostiene Arzallus, la experiencia del supermercado de Azpeitia ha permitido, por un lado, «diversificar el negocio y los puestos de trabajo» del grupo empresarial, que gestiona centros industriales dedicados a la automoción o las energías renovables y atiende otros servicios de limpieza, jardinería o catering. «Pero, además, el caso del supermercado es estratégico porque permite visibilizar a las personas con discapacidad. Nosotros tenemos muchos trabajadores en talleres que producen para el líder mundial de la energía eólica, pero eso queda oculto para la gente. La tienda no aporta nada desde el punto de vista tecnológico. En cambio, las personas que compran en esta tienda van interiorizando de forma natural que los discapacitados tienen facultades, con las ayudas necesarias, para hacer las mismas tareas que el resto».
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