La gripe alcanza nivel epidémico con un virus muy poco controlado

La gripe alcanza nivel epidémico con un virus muy poco controlado

* Mutaciones víricas reducen el 30% la eficacia de la vacuna administrada este año
* Un 80% de quienes enferman cada año no han recibido el fármaco preventivo

ÀNGELS GALLARDO / BARCELONA

Algo más tarde de lo habitual, la infección por el virus gripal ha alcanzado esta semana cifras de incipiente epidemia, lo que significa que 109 de cada 100.000 ciudadanos sanos sufren sus síntomas: fiebre alta, dolor de huesos e intenso malestar general. En las próximas semanas, el episodio, en claro ascenso, alcanzará a 400, 500 o más enfermos de cada 100.000 sanos, un 80% de los cuales, calcula la Conselleria de Salut, no habrán recibido la vacuna. El fármaco preventivo se ofrece desde el pasado otoño al millón y medio de ciudadanos que superan los 60 años. Esa pervención, no obstante, tiene este invierno menos eficacia de la habitual, ya que la imparable mutación de los virus gripales ha provocado este año una enorme discordancia entre los microorganismos a los que frena la vacuna y los que en realidad circulan por el aire europeo.

Un 30% de los vacunados en el territorio español se encuentran en estos momentos, por esa razón, en la misma situación que quienes no han recibido la vacuna, advirtió ayer Antoni Mateu, secretario de la Agència de Salut Pública de Catalunya. En Estados Unidos, esa discordancia afecta este invierno al 60% de los vacunados, lo que reduce drásticamente el poder protector de un fármaco tradicionalmente de escasa eficacia. «La vacuna antigripal suele proteger de la infección a un 50% de quienes la reciben cada año -aseguró Antoni Trilla, responsable de epidemiología en el Hospital Clínic-. No tiene la eficacia de otras vacunaciones, no es perfecta, pero es lo mejor que tenemos contra unos virus muy cambiantes». La vacuna diseñada para este invierno protege frente a los virus A H1N1 (causante de la pandermia del 2009), el A H3N2, el más mutante y agresivo este año, y un tercer virus del tipo B.

Pese a todo lo anterior, Mateu aconsejó recibir la vacuna a quienes sufran enfermedades respiratorias, cardiacas, metabólicas o inmunológicas, ya que para ellos un proceso gripal supone un serio quebranto de salud. «Incluso si no evita el contagio, la vacuna atenúa los síntomas y evita muertes», dijo Mateu.

En la primera semana de epidemia gripal, los hospitales catalanes han atribuido una muerte a esa infección, 10 menos que en el mismo periodo de hace un año. En el invierno del 2014, Salut contabilizó 45 muertes por esta causa -unas 3.000 en toda España-, unas cifras de difícil precisión que únicamente reflejan los fallecimientos directamente atribuidos a la gripe. Esta infección interviene o precipita muchas más muertes.

La reciente multiplicación súbita de las infecciones gripales obedece al reinicio de las clases escolares tras las Navidades y al sostenido descenso de las temperaturas. Esta situación hace aconsejable adoptar medidas higiénicas que pueden evitar algun contagio, indicó Mateu. Cubrirse la boca al estornudar o alejarse de quienes lo hagan, y lavarse las manos con intensidad tras viajar en el metro o el autobús son dos frenos de contagio importantes.

A quienes ya sufren los síntoms gripales se les aconseja permanecer en reposo, beber líquidos con frecuencia, airear la habitación y no tomar más fármacos que algún antitérmico o analgésico si la fiebre es alta o el dolor de cabeza insoportable.

El servicio de urgencias del 061 y los CAP que atienden las 24 horas son recursos eficaces ante un proceso gripal, reiteró Salut. Una excepción son los bebés con dificultades respiratorias y los afectados por alteraciones crónicas pulmonares o cardiacas que pierden su equilibrio terapéutico a consecuencia de una gripe. Estos deben ir al hospital.

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