07 Nov Los mayores tienen mucho que decir en el desarrollo rural
Cerca de 3.000 personas en la provincia de Segovia han participado en el proyecto piloto ‘De Mayor a menor’, desarrollado entre 2011 y 2014
Mónica Rico – Cuéllar
Colectivos de Acción Solidaria (CAS) presentó ayer en la villa de Cuéllar los resultados de su proyecto piloto ‘De Mayor a menor’, una iniciativa que se ha desarrollado entre los años 2011 y 2014 en seis territorios de Segovia, Ávila, Palencia, Salamanca y Zaragoza, en el marco de la Red Natural Nacional, y en el que se ha tratado de demostrar la importancia de recuperar y mantener el conocimiento tradicional de los mayores como un elemento imprescindible en el medio rural, en concreto para cuestiones como la prevención de la dependencia o la puesta en valor de economías sostenibles.
Un objetivo que se ha puesto de manifiesto a través de numerosas acciones realizadas en los diferentes territorios. Sólo en la provincia de Segovia, donde se ha trabajado esencialmente en la zona de Tierra de Pinares, el proyecto ha llegado a casi 3.000 personas de diferentes edades, a través de numerosas acciones.
Entre ellas destaca la realización de publicaciones documentales de saberes tradicionales vinculados al folclore y los saberes de las mujeres, un banco de semillas para el intercambio, la puesta en marcha de un banco de terrenos para recuperación con fines agrarios, formación para el empleo de mujeres y jóvenes en diferentes áreas, como la horticultura, curso de recuperación de pan candeal, de artesanía alimentaria, etnobotánica o plantas aromáticas, y la puesta en valor de la figura del mediador del mayor, que también se ha potenciado en otros territorios, con el fin de dar respuestas adecuadas a las necesidades del mayor en el medio rural.
Una de las participantes en el proyecto en Segovia, que se ha gestionado a través de Iniciativa Social de Mujeres Rurales (Ismur), es Marina Brunete, quien dio testimonio de su actividad en el acto de clausura y presentación de los resultados celebrado ayer en la sala cultural Alfonsa de la Torre, en el que participaron en torno a 150 personas de los diferentes territorios y colectivos que han desarrollado este proyecto cuatrienal.
«Para mí ha sido como tener en las manos un laboratorio de vida» aseguró Marina Brunete, que participó en uno de los proyectos de horticultura. Este tema siempre le había interesado, «pero no es lo mismo tener unas plantas que un terreno». Comenzó con un pequeño huerto de 50 metros, con el que se siente feliz, y al que sumará otros tantos más el próximo año.
Como beneficios del proyecto, destacó que «te hace relacionarte mucho con otras personas con las que no estabas en contacto, y con las propias de la familia», ya que casi todos sus allegados han tenido que «doblar el lomo» y le han ayudado en las tareas de horticultora, que han supuesto un cambio importante en su vida.
Mediadores
En parecidos términos se expresaron Mari Carmen y Rosa Mari, que han colaborado en el proyecto como mediadores del mayor a través del colectivo de Escuelas Campesinas de Palencia, que ha trabajado en la zona de los páramos y valles palentinos. «Ha supuesto un enriquecimiento y un conocimiento personal» explicaron, para inmediatamente después puntualizar que aún queda mucho trabajo por realizar con las personas mayores. A pesar de la confianza surgida, aún no han podido llegar al interior de sus hogares y conocer la problemática que puede llegar a existir en los mismos.
También estuvieron de acuerdo en señalar que esta figura y el proyecto en sí tienen futuro, ya que en los pueblos y el medio rural cada vez hay menos gente y menos servicios. Y un mediador puede ser un puente importante que vea el problema de la persona mayor y lo dé a conocer a la familia o los servicios sociales.
Otro caso diferente es el de Andrés, que ha trabajado en el proyecto de recuperación de huertos tradicionales gracias al grupo ASAM, que ha trabajado en la salmantina tierra de Béjar. En la misma zona Juan Antonio, junto con otras personas, se ha convertido en promotor de gallinas camperas y la venta de sus huevos, además de dinamizar a otros emprendedores.
Una de las curiosidades que más llamó la atención del testimonio de Juan Antonio fue, además de que ha conseguido conocer todo el mundo animal gracias a los saberes tradicionales de personas mayores, la creación de una red de comercialización por medio de ‘whatsapp’, donde directamente le realizan los pedidos.
Y es que las nuevas tecnologías han llegado también a los proyecto incluidos en ‘De Mayor a menor’, como es el caso de una de las líneas de trabajo del grupo de Escuelas Campesinas de Ávila, que ha trabajado en la zona de pinares Alberche, donde, entre otros proyectos, se ha trabajado en la recuperación de recetas tradicionales, así como en la creación de medio centenar de recetas de vanguardia con productos de la zona. Con el fin de dar a conocer el recetario, se ha creado una aplicación móvil que cualquiera se puede descargar buscando por ‘gastrolab’.
Recuperar el conocimiento
Entre los testimonios de los protagonistas, también hubo espacio para los de los formadores, instructores, representantes de los diferentes colectivos y las autoridades presentes en el acto, como la concejala de Cultura de Cuéllar, que destacó la importancia del trabajo que puede servir para generaciones futuras y la importancia de recuperar el conocimiento.
Para María del Mar Martín, presidenta de CAS, la presentación no es un final, sino el principio de una continuación, de un trabajo con las personas que se ha realizado con un planteamiento común, en el que se ha tratado de demostrar que es posible la vida en los pueblos, compartiendo experiencias, actividades y formas de ver la vida con las personas mayores.
Con el proyecto piloto se ha defendido la vida en los pequeños pueblos, buscando una sociedad más justa y solidaria, tratando de recuperar el conocimiento tradicional y dando un valor y una utilidad a las personas mayores, buscando fórmulas para prevenir la dependencia, realizar la transferencia de conocimientos, en ocasiones mediante la adaptación de, por ejemplo, algunos de los oficios tradicionales.
También mostró su esperanza de que el acto de ayer no fuera un cierre sino un punto y aparte Rosa Arranz, presidenta de Ismur, quien mostró sus agradecimientos al Ayuntamiento de Cuéllar, a CAS, a todos los presentes y de forma especial a aquellos que han aportado su sabiduría, sus recuerdos, han abierto sus casas, sus esperanzas para que este proyecto fuera una realidad.
No se olvidó de formadores e instructores, tan variados como músicos hasta profesores de bordado; y tampoco de los ausentes, concluyendo con la necesidad de al menos cuatro años más para continuar el proyecto y finalizado con la lectura de un poema como conclusión del camino andado.
Durante el acto también se pudo ver un audiovisual que recoge las principales líneas de trabajo y los ejes de acción en los que se han desarrollado los diferentes proyectos en los distintos territorios, en los que se ha invertido a nivel general un total de 800.000 euros, de los cuales 720.000 han sido aportados por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y medio Ambiente y el Feader; y los 80.000 restantes por Colectivos de Acción Solidaria, a través de las líneas de asistencia técnica y ejecución, al objeto de dinamizar el espacio social rural, con la participación de la propia población, posibilitando la inserción de personas y grupos con mayores necesidades.
Defensa de los pueblos
La mañana se completó con una exposición-mercado de productos, materiales y experiencias de propia voz de sus protagonistas, que, seguidamente se dirigieron a los paseos de San Francisco, donde leyeron un manifiesto en defensa de los pueblos pequeños, en el que se abogó por revitalizar los saberes, semillas, huertos y conocimientos hasta ahora abandonados, ya que pueden ser imprescindibles para muchos habitantes rurales y urbanos que hoy están en situación de extrema necesidad.
Para finalizar, los 150 participantes de las entidades participantes en el programa piloto (Ismur en SEgovia, Asam en la sierra de Béjar y Francia; Adecasal en el campo de Salamanca y Ledesma; Escuelas campesinas de Ávila en la zona de pinares Alberche; Escuelas Campesinas de Palencia, en los páramos y valles palentinos; y la Asociación Cultural Grío, en la zona de Grío en la provincia de Zaragoza), compartieron un almuerzo con aportaciones propias en las instalaciones de Centro Solidario de Cuéllar.
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