Consejos para lidiar contra el Párkinson

Consejos para lidiar contra el Párkinson

Las terapias de apoyo ayudan a reducir los síntomas y a mejorar la calidad de vida del enfermo

CARMEN REIJA / A CORUÑA

Hace unos días se celebró un día especial dedicado a esta enfermedad que afecta a un elevado número de personas en España. A los que participan en ese evento y a todos los que se dedican a atender a sus familiares enfermos debemos agradecer sus desvelos pues, aunque suele aparecer a edad avanzada, cada vez se refieren más casos en edades medias y suponen una gran responsabilidad para toda la sociedad sea cual sea la edad de presentación.

Las causas son desconocidas, pero se cree que el origen es multifactorial: edad, genética, ambiente (toxinas, pesticidas, medicamentos); el componente hereditario tiene peso en el denominado párkinson familiar (de frecuencia baja), pero en los demás se piensa que no influye excesivamente.

Es una enfermedad neurodegenerativa crónica que cursa con destrucción de neuronas dopaminérgicas de la sustancia negra. Se produce la degeneración de las células que fabrican dopamina mucho tiempo antes de la aparición de síntomas (normalmente cuando ya se han destruido el 60%), siendo imposible detectarlo en etapas iniciales. Los neurólogos inciden en prestar atención a síntomas no motores como apatía, depresión, trastornos del sueño y pérdida del olfato.

Los síntomas varían en función de la etapa, e incluyen temblor en reposo, rigidez de las articulaciones, lentitud mental y de los movimientos, inestabilidad postural, ansiedad, depresión, demencia, alteraciones del sueño, pérdida de equilibrio, trastornos del habla, visión borrosa, pérdida de olfato, problemas de deglución, exceso de salivación, estreñimiento, sudoración, excesiva micción, disfunciones sexuales, etc. Curiosamente el síntoma que todos relacionamos con la patología es el temblor, aunque algunos enfermos no lo presentan.

Para el diagnóstico, los pacientes acuden al médico de familia y éste (al observar la sintomatología) les remite al neurólogo, que realizará las pruebas que considere oportunas para detectar la enfermedad.

Se considera que los estadios evolutivos de la enfermedad son cinco, pudiendo pasar entre 10 y 15 años desde que aparecen los primeros síntomas hasta que se generaliza:

-El 1: temblor o torpeza, sobre todo de las manos, en un solo lado del cuerpo y dificultad para comenzar y ejecutar movimientos.

-El 2: temblores y lentitud bilateral y cambios de postura que afectan a la marcha.

-El 3: falta de expresión en la cara, flexión constante de codos y rodillas, inclinación de cabeza y tronco hacia delante, menos equilibrio, caídas, lentitud al iniciar los movimientos.

-El 4: ayuda constante, dependencia, rigidez severa, camina pequeños tramos.

-El 5: habla ininteligible, flexión de la columna, invalidez total, incontinencia de esfínteres, deterioro cognitivo, imposibilidad de abrir y cerrar las manos.

El tratamiento debe pautarlo el médico y suele ser multidisciplinar, encaminado a mejorar la vida del paciente. Se combina farmacología, cirugía, estimulación eléctrica, fisioterapia y estimulación sensorial. Podemos destacar que:

-La mayor eficacia la ha demostrado la levodopa. También se pueden utilizar: amantadine, selegilina, dopaminérgicos o anticolinérgicos, siempre bajo prescripción médica.

-La estimulación cerebral mejora los problemas motores y reduce los movimientos involuntarios.

-Las terapias de apoyo (fisioterapia, hidroterapia, estimulación sensorial, etc.) ayudan a reducir los síntomas y mejorar la calidad de vida.

-La cirugía (en etapas avanzadas).

Los consejos prácticos para vivirlo mejor, incluyen:

-Evitar los accidentes en el hogar, pues provocan caídas de resultado incierto. Retira las alfombras resbaladizas, los muebles con esquinas peligrosas, las escaleras sin pasamanos, las bañeras y duchas que resbalan, los obstáculos, etc. Evita los suelos resbaladizos por estar húmedos o por aplicar cera, etc.

-Poner barandillas, rampas, puertas anchas, ascensores cómodos, antideslizantes en la ducha, un acceso fácil al baño, cama alta y colchón duro, grúas, barras o asideros para levantarse, sillas y sillones altos con reposabrazos, etc.

-Vestir ropa y calzado cómodo, fácil de poner sentados, prendas amplias sin botones con velcros o cremalleras, calzado plano de suela porosa y antideslizante, sin cordones y que sujete bien el tobillo.

-Cuidar al cuidador e impedir que su situación acabe descontrolándose por el estrés que le produce la enfermedad.

Van surgiendo investigaciones que mejorarán su calidad de vida: se diseñan nuevas moléculas que actúen como neuroprotectoras e impidan la muerte neuronal, nuevas vías de administración de la medicación dopaminérgica o la terapia regenerativa con implantación de células madre productoras de dopamina. Todo ello encaminado a facilitar la vida de los enfermos y de sus cuidadores aunque parezca insuficiente a quienes están sufriendo el problema.

Escucha al médico, pregúntale tus dudas y no olvides que las asociaciones ayudan al paciente y a sus familiares. Colaboremos aunque no tengamos un enfermo cercano en este momento porque su labor es fundamental. Ponte en contacto con ellas para llevar mejor la situación y ¡no desesperes!

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