Los mayores toman la palabra en Astrabudua y recuerdan que se superaron tiempos peores

Los mayores toman la palabra en Astrabudua y recuerdan que se superaron tiempos peores

El objetivo de este certamen es recoger todo el conocimiento que solo los abuelos pueden aportar, personas que han padecido dolor y han sobrevivido a situaciones más complicadas que la crisis actual

IÑIGO SÁNCHEZ DE LUNA | ERANDIO

La mayor experiencia y el afán de superación de las personas mayores como receta para afrontar la crisis será el objetivo del ‘Festival Vitaminas Anticrisis’, en el que vecinos de edad avanzada relatarán su experiencia vital, para recordar que ellos han sobrevivido a épocas peores. La cita tendrá lugar a las 18.30 horas de hoy en el centro cultural Josu Murueta de Astrabudua. El acto, organizado por el Ayuntamiento, en colaboración con la Fundación Abuelo Actual, tiene como objetivo recoger las vivencias de los mayores que residen en la localidad como parte del patrimonio de Erandio. El acto estará amenizado por la magia y el humor del Mago Valen, las melodías de los ‘5 Bilbaínos’ y las voces de la coral Abots Alai.

Penurias de la posguerra

El objetivo de este certamen es recoger todo el conocimiento que solo los abuelos pueden aportar, personas que han padecido dolor y han sobrevivido a situaciones más complicadas que la crisis actual. Y tomarán la palabra los propios protagonistas de historias dignas de un libro. Así, se podrá conocer de primera mano la historia de Pedro Magdaleno, de 88 años, al quien la postguerra ‘pilló’ con 13 años, en el seno de una familia humilde con pocos recursos. Le tocó abandonar el colegio para dedicarse a los duros trabajos del campo, durmiendo «dos horas por la noche y dos de siesta» durante los meses de la recolección.

No será menos interesante el relato de Ana Iturbe, que a sus 80 años, aún mantiene un vivo recuerdo de los bombardeos durante la confrontación bélica, la posterior detención de su padre y las penurias que atravesó cuando todavía era una niña, y que le obligaron a emigrar a Montevideo. «Rememorar aquello todavía me paraliza como si estuviese allí. Cuando sonaban las sirenas corríamos como si alguien nos pisase los talones y no parábamos hasta llegar al refugio. Teníamos un perro que antes de sonar las sirenas ya nos avisaba», recuerda.

Finalmente, Flora Garamendi, de 97 años, recordará la dura postguerra que tuvo que atravesar. «El consejo que daría a los jóvenes basándome en mi experiencia para afrontar la crisis, sería el animarles a que participen activamente para que las decisiones que nos incumben a todos, sean tomadas con el máximo consenso posible», afirma.

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