30 Abr ‘Apoyo en casa’ para los mayores
Su objetivo es facilitar la vida en el hogar realizando tareas como la plancha o la limpieza
ROSA MARTÍN
Cerca del 20% de la población vizcaína supera los 65 años. Cada vez son más las personas mayores que viven en sus hogares solas, bien porque así lo eligen, o porque no pueden costearse el gasto que supone una residencia. En ellas y en todas aquellas que precisan una ayuda extra en sus viviendas, como quienes disponen de poco tiempo para las tareas domésticas, piensa una empresa con sede en Bilbao. Su peculiaridad es que, en plena crisis, ha echado mano de la creatividad para ofrecer un servicio a un sector de la población con necesidades básicas, y, al mismo tiempo, dignificar el trabajo de quienes lo realizan garantizando unas condiciones laborales dignas.
Esta fue la plataforma de lanzamiento de Apoyo en casa y sus dos piedras angulares: Ernesto Callejo e Iñaki Alonso. Su trabajo adaptando los hogares a las necesidades de personas mayores o con movilidad reducida les empujó a responder a la demanda de sus clientes de una ayuda en su vida diaria. De esta forma, su tarea continuaba con este sector poblacional apostando por un servicio de calidad, pero ofreciéndolo también a quienes lo demanden.
Tranquilidad para los mayores
«Se trata de que las condiciones vitales de mayores o discapacitados no les impida tener bien sus casas: limpieza, plancha, etc., y que se lo puedan costear por un precio razonable», explica Ernesto. Sin embargo, no han querido perder de vista a la otra parte, a los empleados que prestan este servicio y sus condiciones de trabajo. «Hasta ahora este tipo de trabajos se han realizado de forma ilegal. En Euskadi hay 90.000 personas trabajando ejerciendo el servicio doméstico y sólo 25.000 están afiliados a la Seguridad Social. Es decir, más del 70% están en la economía sumergida», explica Iñaki. Esto conlleva que «no tendrán derechos sociales, ni derecho a paro, ni a una pensión… Se valora muy poco a estas personas».
Ante esta situación, han realizado un proyecto que da cobertura a los ciudadanos de más edad o con problemas de movilidad, y a quienes pudieran aportarles la ayuda que los primeros necesitaban en sus viviendas. Tras presentar su propuesta a instituciones, han recibido el respaldo de ayudas por parte de Bilbao Ekintza e Inguralde que les apoyan a través de los planes comarcales de empleo. De esta forma, garantizan las condiciones laborales de quienes trabajan en los hogares.
«Es curioso porque la gente se escandaliza cuando hay un albañil sin contrato, pero no cuando se trata de una persona que trabaja en una casa. Y muchos empleadores no saben que pueden ser sancionados con 6.500 euros», comenta Ernesto. Por eso, «queremos dar un servicio doméstico profesional que cubra las necesidades de quienes lo necesitan y garantice una situación laboral digna de las empleadas, que suelen ser mujeres».
Apoyo en casa ofrece un servicio mínimo de 6 horas semanales por 240 euros al mes, IVA incluido. A medida que aumenta el número de horas, el coste disminuye. Su experiencia previa en la adaptación de hogares para facilitar la accesibilidad de las personas con trabajos como la sustitución de bañeras por platos de ducha, o el ensanchamiento de puertas para el tránsito de sillas de ruedas por la casa, les ha permitido conocer de cerca la situación de mayores y discapacitados. Los interesados cuentan, además, con subvenciones para los trabajos que otorga el Gobierno vasco, y que Iñaki y Ernesto se encargan de tramitar.
Aún así, «los ayuntamientos importantes cuentan con servicio de ayuda a domicilio, pero aplicando unos baremos determinados que dejan fuera a bastantes personas». Apoyo en casa trata de cubrir ese hueco prestando este servicio a quienes lo precisan. De hecho, ofrecen su trabajo a las áreas de servicios sociales municipales.
En la sociedad actual la longevidad de las personas está haciendo que cada vez la población tenga más edad. Pero, unido a ello está también el hecho de que las personas mayores no quieren abandonar sus hogares lo que hace que en muchas ocasiones vivan solos. Así, «los mayores siguen viviendo en su casa, y los hijos están tranquilos sabiendo que sus padres están cuidados y viviendo en unas condiciones mínimas. Es tranquilidad para todos», concluye Iñaki.
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