30 Nov La manzana: fruta de la salud
Gala, Fuji, la clásica Golden… ¿sabemos sacar jugo a las distintas variedades de la manzana, fuente natural de vitaminas, minerales y fibra?
La manzana no tiene nada que envidiar a las grandes estrellas de cine. Es atractiva, popular y apreciada en todo el mundo. Fruto simbólico donde los haya -a menudo, vinculado al poder-, posee múltiples cualidades y, a lo largo de los siglos, ha sido protagonista en obras religiosas, literarias y científicas. Desde el Antiguo Testamento hasta la mitología griega, desde Blancanieves hasta Isaac Newton y la gravedad, la manzana siempre ha estado ligada a nuestra historia con la misma familiaridad que hoy está presente en nuestra mesa. Pero, ¿qué sabemos de ella?
La manzana es uno de los frutos más cultivados en todo el mundo. Y uno de los más antiguos, ya que los restos arqueológicos demuestran su existencia en tiempos remotos. Si bien se desconoce su origen con exactitud, por consenso se sitúa en el sudeste de Europa y el sudoeste de Asia. Al ser un fruto que se adapta con facilidad a los distintos climas (y que permite su cultivo durante todo el año), la manzana se difundió con rapidez por todo el mundo. A España llegó gracias a los romanos y los árabes, y no tardó en asentarse y triunfar. En la actualidad, nuestro país es uno de los principales productores mundiales de esta fruta, junto con China, Estados Unidos, India y Brasil, entre otros. Y es que la manzana cuenta con múltiples ventajas. Es variada en texturas y sabores, su precio es asequible y tiene muy buena reputación. La sabiduría tradicional siempre la ha señalado como un alimento de gran poder nutricional, al punto de que se la conoce como «la fruta de la salud».
Una manzana al día…
Es la fruta por excelencia, ya que todo lo que ofrece son beneficios para la salud. Contiene una gran cantidad de nutrientes esenciales, cuyas funciones son vitales para el organismo. Por su composición, se tolera muy bien y raras veces ocasiona problemas digestivos. Además, es un alimento bajo en calorías (apenas aporta 50 calorías cada 100 gramos). El 85% de su composición es agua, y el azúcar deriva de la fructosa, aunque también hay presencia de glucosa y sacarosa. La manzana es un alimento con gran capacidad antioxidante y fuente natural de vitaminas, entre las que destacan las siguientes:
Vitamina A: ayuda en la formación de los huesos y al crecimiento. Es imprescindible para una buena salud de la vista y de la piel.
Vitamina C: también conocida como ácido ascórbico, tiene un gran poder antioxidante. Evita la acción de los radicales libres (que aceleran el envejecimiento y se asocian a la aparición de diversas dolencias) en el organismo. Ayuda a la formación de colágeno, mejora el sistema inmunológico, favorece la cicatrización y combate las enfermedades infecciosas.
Vitamina E: actúa también como antioxidante, ayuda a combatir el colesterol y los triglicéridos elevados. Favorece el crecimiento normal de los músculos y los huesos, mejora el sistema inmunológico y la fertilidad.
Vitaminas B6, B9 (acido fólico) y B12: son un conjunto de vitaminas relacionadas con el metabolismo. Aportan energía al organismo, intervienen en el crecimiento, mantienen un corazón sano y fortalecen el sistema inmunitario.
En las manzanas la presencia de minerales es también muy destacada, en concreto de fósforo y de calcio. El fósforo ayuda a aliviar dolores artríticos y es necesario para un buen funcionamiento de los riñones, mientras que el calcio es esencial para el organismo, pues mejora el desarrollo de huesos y los dientes. Además, las manzanas reducen la fatiga, producen energía y ayudan a combatir el estrés, ya que contienen magnesio.
La manzana es también una importante fuente de fibra. Y destaca la presencia de pectina, cuya función principal es retener agua, lo que convierte a la manzana en un excelente alimento en caso de diarreas. Esta sustancia también mejora la intolerancia a la glucosa -algo que beneficia a las personas con diabetes- y ayuda a las personas con colesterol elevado, puesto que facilita la expulsión de los ácidos biliares, que son el resultado de la degradación del colesterol. Al mismo tiempo, el contenido de fibra insoluble en la manzana aumenta el volumen del tracto intestinal y ayuda a limpiar y mover los alimentos a través del sistema digestivo. Para aumentar el contenido de fibra insoluble es recomendable consumir la manzana con piel.
En las manzanas, la presencia de proteínas es escasa (no representan más que el 1% del total), pero esto no significa que sea menos importante. De hecho, en este pequeño porcentaje se encuentran una gran cantidad de aminoácidos claves para el organismo.
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