En España viven 6.000 personas sordociegas

En España viven 6.000 personas sordociegas

Servimedia (25/06/2010)
España acoge a alrededor de 6.000 personas con sordoceguera, discapacidad extrema que celebrará este domingo su Día Internacional, en reconocimiento a la primera persona sordociega que luchó por los derechos del colectivo, Helen Keller.

Según informó la ONCE, las principales asociaciones de sordociegos de España conmemorarán esta fecha con la celebración de una jornada divulgativa este viernes, que tendrá por lema «Oscuridad, silencio, soledad. Con tu mano: luz, melodía, amistad».

La Fundación ONCE para la Atención de Personas con Sordoceguera (Foaps), la Asociación de Sordociegos de España (Asocide) y la Asociación Española de Padres de Sordociegos (Apascide) se sumarán así al reconocimiento a Helen Keller, la primera persona sordociega que luchó por los derechos del colectivo, que nació el 27 de junio de 1880.

La jornada se celebrará en el colegio de la ONCE, ubicado en el Paseo de La Habana, y será inaugurada por el director general de Coordinación de Políticas Sectoriales sobre Discapacidad, Jaime Alejandre.

Contará también con la participación de los principales responsables del sector asociativo y de muchas personas con sordoceguera.
Los responsables de las diferentes asociaciones darán una visión general sobre la situación actual del colectivo.

Así, por ejemplo, se abordarán temas como «Las personas sordociegas en nuestra sociedad», «el compromiso de los padres», «la atención de las personas con sordoceguera» o «la sordoceguera, desde Helen Keller hasta la actualidad, recursos necesarios y profesionales específicos».

UN EJEMPLO DE SUPERACIÓN

Como ejemplo de superación y del grado de integración que pueden alcanzar estas personas, un estudiante sordociego, Javier García Pajares, mostrará su experiencia personal vivida hasta el momento.

Javier nació en Plasencia (Cáceres) hace 19 años. Actualmente vive en una residencia en Madrid, donde también estudia. Acaba de finalizar 1º de Bachillerato en el Instituto de Educación Secundaria «Beatriz Galindo».

Vive en una residencia, acaba de terminar 1º de Bachillerato y le encanta leer y «navegar» por la Red. Javier lleva «una vida normal», aunque reconoce que, a veces, su día a día es «una cosa desconocida» para el resto de la gente.

Este joven participó en un chat en «elmundo.es», en el que habló de sus aficiones, de su «éxito con las chicas», de los apoyos con que cuenta y de la superación de barreras.

En este sentido, Javier agradeció la ayuda de la ONCE. «Me ha ayudado a insertarme en la sociedad. Primero estuve en un internado, y allí me ayudaron a adaptarme. Luego, gracias a los apoyos, conseguí ingresar en un instituto público. Además, aportan servicio psicológico y organizan actividades», señaló García.

Según relató, tendría unos 14 años cuando empezó a notar «que cada vez escuchaba menos», situación que, «poco a poco, fue a peor».

«Empecé a notar que mi audición empeoraba, y luego se le unió el problema de la vista, que fue empeorando. Me sentía mal entonces y me fui deprimiendo cada vez más, hasta llegar al punto de aislarme. Pero luego, gracias a un amigo y a los apoyos de la ONCE, logré seguir adelante. Actualmente me siento más tranquilo, acepto lo que tengo», explicó este joven que, además, aseguró que «el problema se ha quedado parado y ya no va a peor».

Su intención es estudiar Derecho y, según ha comentado en el chat, le gusta hacer deporte, leer libros (actualmente está con «El Quijote») y salir con sus amigos. «Mi discapacidad no me impide poder pasármelo bien con los demás», afirmó.

En respuesta a otras preguntas, restó importancia a las posibles «barreras» sociales con que pueda encontrarse: «Lo que le pasa a la gente es que le da miedo acercarse, porque es una cosa desconocida para ellos y tardan en soltarse, pero cuando lo hacen, suelen aceptarnos muy bien», dijo.

Javier explicó que habla «en dactilológico», un sistema «sencillo» que le permite comunicarse «con cualquier persona», y que lee en braille, aunque «normalmente» lo hace a través del ordenador, con una línea braille que le sirve como monitor y que interpreta todo lo que aparece en pantalla con una serie de puntos en relieve.

Este verano tiene la intención de seguir leyendo y de visitar piscinas y discotecas, y «tiene planeado un par de viajes». «Quiero distraerme de lo mucho que he estado estudiando», concluyó este joven.