05 Nov Cómo afrontar el cuidado de un familiar en situación de dependencia
En España hay más de dos millones de personas dependientes, cuidados fundamentalmente por familiares, que son mujeres en un 89% de los casos. Más de 25.000 personas han dejado sus puestos de trabajo para encargarse de esa tarea de cuidados de un familiar dependiente. Con motivo de la conmemoración, como cada 5 de noviembre, del Día Internacional del Cuidador, repasamos los retos a los que se enfrentan y algunas recomendaciones.
La sobrecarga de la tarea de cuidados puede provocar en las personas cuidadoras el “síndrome del cuidador quemado”, que se manifiesta con síntomas tanto psicológicos como físicos: ansiedad, estrés, baja autoestima, depresión, dolor de cabeza o dolores de espalda son los más frecuentes.
Ante la aparición de estos síntomas, es necesario que la persona cuidadora consulte con los profesionales adecuados, y tenga la opción de acudir a servicios sociales, asociaciones o grupos de ayuda mutua, como los que Solidaridad Intergeneracional desarrolla como parte de su programa para familias de personas mayores en situación de dependencia, y que constituyen una red de apoyo imprescindible para las personas cuidadoras.
La persona que se enfrente a la ardua tarea de cuidar a una persona en situación de dependencia no debe aislarse junto a ese familiar que recibe de los cuidados, sino compartir su experiencia y buscar apoyo. Como recordamos en nuestro taller “Cuidar al Cuidador”, la persona cuidadora tiene que tener presente que para poder ofrecer cuidados de calidad, lo primero es su propio cuidado.
Para poder desarrollar de forma satisfactoria la labor de cuidados, la persona encargada de la atención a un familiar en situación de dependencia tiene que cuidar de su bienestar psicológico y físico, atendiendo a las posibles señales de estrés y baja autoestima, así como a su buena forma física.
Los cambios de humor, las enfermedades relacionadas con el estrés o la sensación de tristeza o culpabilidad tienen solución con las técnicas y consejos adecuados, del mismo modo que los problemas físicos derivados de la tarea de cuidados pueden prevenirse con una buena higiene postural y el mantenimiento físico adecuado mediante estiramientos, fortalecimiento muscular o ejercicios de respiración y relajación.
Por otra parte, los grupos de ayuda mutua, como lugar para poner en común las experiencias de las personas cuidadoras y de las familias de personas en situación de dependencia, constituyen un apoyo fundamental para quienes se encargan de la tarea de cuidados.
Recomendaciones para personas cuidadoras de personas mayores en situación de dependencia
La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología recoge las recomendaciones fundamentales para personas cuidadoras en el Manual de habilidades para cuidadores familiares de personas mayores dependientes, que resumimos a continuación:
- Cuidarse para cuidar
Si el cuidador enferma, la persona a su cargo se queda sin atención, por ello es fundamental seguir pautas como visitar de forma periódica al médico o evitar el aislamiento social, ya que es básico para encontrar apoyo ante las demandas diarias y valorar la función de cuidador que se está ejerciendo. - Evitar la sobrecarga
Vigilar el sueño, la alimentación y mantener una actitud positiva, buscar información y prepararse ante el duelo por el familiar se encuentran entre las cuestiones básicas que también ayudan a evitar la posible sobrecarga. - Fomentar la autonomía del familiar
Por ejemplo, en cuestiones de higiene hay que saber qué puede y qué no puede realizar de forma autónoma la persona a la que se cuida, y promover esa autonomía. Vestirse, comer o cuidar de su aseo repercuten en la autoestima del familiar y en su salud. Si el cuidador debe ocuparse de estas cuestiones, el manual le ayudará a saber cómo realizar cada una de ellas para facilitar la tarea. - Cuidar las posturas
El cuidador debe ser consciente en todo momento de la postura física que toma cada vez que realiza una tarea como movilizar a su familiar en la cama, pasarlo de la cama a una silla o ayudarle a caminar. - Estar atento a la alimentación
La falta de apetito o la pérdida de peso son indicios de que algo sucede y el cuidador debe saber reconocer estos indicadores para consultarlos con el médico. La dieta es fundamental para evitar que aparezcan trastornos como el estreñimiento y, del mismo modo, se deben seguir pautas al alimentar al dependiente. - Desarrollar habilidades de comunicación
Existen cuestiones muy prácticas como evitar hablar con el mayor cuando está enfadado o cansado, saber reaccionar ante muestras de agresividad o actuar de forma adecuada ante posibles alucinaciones. El médico es una vez más el mejor aliado para poder tomar la actitud más adecuada a la situación, por eso acudir a su consulta es clave. - Conocer la medicación y cómo conservarla
El cuidador cuenta con el apoyo de médicos y enfermeros para ayudarle, y afrontará mejor las situaciones que se le presenten con el mayor si reúne toda la información necesaria para ello. - Manejar las caídas
Un hogar adaptado evitará muchos de los accidentes comunes y si además el cuidador sabe cómo movilizar al familiar cuando haya sido inevitable su caída, evitará lesiones propias y empeorar las existentes en el mayor. - Estar informado
Conocer las figuras jurídicas para ejercer la tutoría del mayor o cómo acceder a las ayudas administrativas son otra asignatura importante para el cuidador. - Controlar el uso de sujeciones físicas
Siempre hay que utilizarlas bajo prescripción médica y cuando fallan otros métodos. Deben emplearse el menor tiempo posible y dejar el mayor margen posible de movimiento para el mayor.