06 Abr Si te quieres, muévete
La ausencia de actividad física es un factor de riesgo considerable para las enfermedades no transmisibles (ENT), como los accidentes cerebrovasculares, la diabetes y el cáncer.
Según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en muchos países la actividad física va en descenso y a escala global uno de cada cuatro adultos y el 81% de los adolescentes en edad escolar no se mantienen suficientemente activos, por lo que se ha propuesto reducir la inactividad física en un 10% antes de 2025.
La inactividad física es un factor de riesgo para la salud que afecta a personas de todas las edades y que las familias pueden eliminar con pequeños cambios en los hábitos y rutinas cotidianas.
¿Qué es la actividad física?
No hay que confundir actividad física con el deporte. Se considera actividad física cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos que suponga un consumo de energía. Por lo tanto, el deporte es actividad física, pero también lo son actividades cotidianas como jugar, caminar o bailar. Cualquier tipo de actividad que realizamos en nuestro trabajo, en casa, en actividades recreativas o para desplazarnos, bien a pie bien en bicicleta, supone un beneficio para nuestra salud.
La actividad física reduce el riesgo de sufrir enfermedades
La OMS recuerda que la actividad física reduce el riesgo de cardiopatías coronarias y accidentes cerebrovasculares, diabetes, hipertensión, diferentes tipos de cáncer, como el de colon o el de mama, y también de padecer depresión. Además, la actividad física es fundamental para mantener el equilibrio calórico y el control del peso.
La actividad física regular ayuda a mantener el cuerpo sano
Las personas físicamente activas mejoran el buen funcionamiento muscular y cardiorrespiratorio, así como su salud ósea y funcional. Además, tienen tasas inferiores de cardiopatías coronarias, hipertensión arterial, accidentes cerebrovasculares, diabetes, cáncer y depresión. Gracias a la actividad física habitual, tienen menor riesgo de caídas y de fracturas de cadera y de columna, y más probabilidades de mantener su peso.
Toda actividad física, ya sea moderada o vigorosa, es beneficiosa
La intensidad es el ritmo al que se realiza la actividad, el esfuerzo que se pone en ella, y es diferente según cada actividad y también varía según las personas en función de su forma física y de su edad. Teniendo ese factor en cuenta, actividades físicas moderadas podrían ser caminar a paso ligero, bailar o realizar tareas domésticas. Ejemplos de actividad física vigorosa serían correr, desplazarse rápidamente, nadar rápido o mover cargas pesadas.
Una hora diaria de actividad física para las personas de 5 a 17 años
Según la OMS, en la infancia, desde los 5 años, y en la adolescencia, es recomendable realizar al menos 60 minutos diarios de actividad física vigorosa. Si se superan esos 60 minutos, los beneficios para la salud son mayores.
Dos horas y media a la semana para las personas de 18 a 64 años
La recomendación para los adultos es practicar al menos 150 minutos semanales (30 minutos, cinco días a la semana) de actividad física de intensidad moderada, 75 minutos de actividad vigorosa, o alguna combinación equivalente de actividades moderadas y vigorosas. Para beneficio de la salud cariorrespiratoria, todas las actividades deberían realizarse en periodos de al menos 10 minutos cada uno.
La actividad física para mayores de 65 años
Las recomendaciones principales son las mismas que para los adultos de menos de 65 años, pero además se aconseja que los adultos mayores con escasa movilidad realicen actividades físicas al menos tres días por semana para mejorar el equilibrio y evitar caídas. Cuando no se posible por problemas de salud, deben mantenerse tan activos como se lo permitan sus capacidades y su estado de salud.
Todos los adultos sanos deben mantenerse físicamente activos
A no ser que haya afecciones médicas específicas que lo contraindiquen, las recomendaciones de la OMS se aplican a todas las personas, también las que padecen enfermedades crónicas no transmisibles que no afecten a la movilidad, como la hipertensión o la diabetes. Las recomendaciones sobre la actividad física diaria también pueden ser válidas para los adultos con discapacidad.
Mejor algo de actividad física que nada
Para salir del sedentarismo, se recomienda comenzar realizando pequeñas cantidades de actividad física para luego ir incrementando gradualmente su duración, frecuencia e intensidad. Los adultos inactivos, los adultos mayores o los que tienen enfermedades limitantes verán mejorada su salud al aumentar la actividad física, por poca que parezca.
Los entornos favorables y el apoyo de la comunidad ayudan a mantenerse físicamente activo
Las políticas urbanas y medioambientales tiene un enorme potencial para incrementar la actividad física de la población, garantizando la accesibilidad general y la seguridad de la movilidad a pie, en bicicleta y de otras formas de transporte activo; fomentando la actividad física en los lugares de trabajo y mejorando las instalaciones deportivas en escuelas y ofreciendo espacios seguros para la actividad física durante el tiempo libre. También la familia, como entorno más cercano, es clave en el fomento de la actividad física.
Realizar actividades físicas en familia nos une. Además, la serotonina nos hace sentirnos felices.