El 40% de los mayores que viven en residencias sufren trastornos depresivos

El 40% de los mayores que viven en residencias sufren trastornos depresivos

Aseguran que las dolencias psiquiátricas se multiplican si las personas pasan los últimos días fuera de su hogar
Pontevedra/la voz. 5/11/2010

El 40% de los mayores que viven en residencias de la tercera edad no tienen motivos para sonreír y posiblemente abandonen este mundo con el pensamiento de que sus últimos días no han sido felices. Este duro pronóstico es una triste realidad, según el profesor de medicina y psiquiatra del Complejo Hospitalario de Santiago (CHUS), Raimundo Mateos, que participó ayer en el congreso de la Sociedad Española de Médicos de Residencias (Semer), celebrado en Pontevedra.

Según los datos expuestos en su ponencia, la incidencia de trastornos depresivos desciende hasta el 12% cuando los últimos días de la vida los pasan en su casa, rodeados de su familia. «Los aspectos son los mismos por la pérdida de personas queridas, enfermedades físicas, el duelo y el hecho de vivir en una institución agravan los problemas», resalta Mateos, quien pide que se creen equipos multidisciplinares formados por un psiquiatra, dos psicólogos, un trabajador social y una enfermera para tratar estas patologías que «no se curan, pero sí se cuidan». La asistencia psiquiátrica a residencias es una necesidad que viene recogida en el Plan de Salud Mental 2006-2011 de la Xunta y que «todavía no se ha puesto en marcha».

Mateos Álvarez asegura que solo el CHUS cuenta con una unidad interdisciplinar completa para mejorar la calidad de vida de los enfermos. «Además de un equipo completo hace falta que los profesionales estén perfectamente formados ya sea para acudir a una residencia o para atender a domicilio», advierte el profesor de Medicina, quien no quiso pasar por alto en su conferencia que entre las dolencias psiquiátricas más graves de la tercera edad está la psicosis.

«El 40% de los mayores están afectados por trastornos depresivos, pero el 6% de los que viven en residencias sufren psicosis sin estar vinculadas a la demencia», lamenta Mateos. Estas patologías no solo hacen sufrir a la persona sino a los familiares o profesionales que los rodean, ya que los enfermos padecen brotes en los que «pueden reaccionar con agresividad al creer que lo están robando o engañando». Para paliar las deficiencias en la calidad de vida del paciente, los asistentes al congreso demanda una estructura asistencial sólida en la que entre en vigor el plan de salud mental para lograr que el día a día en una residencia no ponga la cara amarga a una larga vida.

www.lavozdegalicia.es/vigo/2010/11/05/0003_8829227.htm



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